
Hay momentos en el periplo vital de un autor donde resulta necesario echar la vista atrás, encenderse un cigarrillo o tomar un café, o simplemente quedarse absorto y reflexivo ante la bastedad de la obra creada a lo largo de ese camino que adoquina los años. Algo así es lo que debió pasar con el escritor Francisco Julio Donoso cuando decidió sacar adelante su proyecto, pues en este volumen publicado en 2021 con la colección «Elsueñodelaustrohúngaro», el autor recopiló toda una panoplia de cuentos varios que abarcan una luenga andadura la cual se remonta hasta 2003.
Así, el lector que se acerque a dichos cuentos hallará en la afilada y no menos procaz pluma del autor desde notas que evocan la tradición popular versionando viejas consejas tales “La leyenda del Roso”; pasando por una suerte de cuadros erótico-festivos en «El retrato»; la pura anécdota como en “Historia de una camisa”; sin olvidarnos de la ciencia ficción underground en “Mi novia es un androide»; o incluso el terror gamberro de «El tranvía del demonio».
Porque J. Donoso es un escritor de contrastes que pasa de los asuntos profundos y líricos al más procaz humor sin inmutarse, y es esto seña -y señal- del escritor de raza que lejos de adocenarse en la literatura cómoda, busca, como viejo aventurero, nuevos retos que alcanzar y plazas que domeñar. Retos para los cuales, eso sí, Donoso se pertrecha con buenas dosis de imaginación.
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Mas como la mejor y más palmaria forma de conocer a un autor es por sus textos, dejamos aquí reproducido el cuento breve «El retrato» que dará buena cuenta de su particular estilo.
(EL RETRATO)
“La vi en el bar y no pude sino recordar”. Mi primer polvo en la primavera de mis 18 años, en casa de sus padres.
Ya llevamos 3 meses juntos y cada vez que nos veíamos nos subía la sangre a los sexos. Yo por entonces estaba loco por follar y aquel día llegó la oportunidad.
Prolegómenos al acto claro que los hubo como no los iba a haber. Mi cara entre sus tetas, mis dedos viscosos de su miel, mi lengua en su sexo, en su coño virgen. Mi falo relamido, era la melodía de mi juventud sus gemidos.
Luego de lado y ella encima (metido en su cueva, esa montaña caída que era para mí mi novia). Al final doggystile a cuatro patas manoseando su precioso culo chocando cachete con nabo y llegando al espasmo, perdón orgasmo.
Sacarla fuera y vomitar por el glande una corrida feroz, juvenil y grande la cual fue a parar al retrato de recién casados de sus padres.
El gesto estupefacto en los dos, la risa y ella con su lengua azarosa, después del descojonamiento de los cojones y la carcajada limpiar con la lengua dilatada de nuestros orgasmos, el retrato.
https://elhijodebaudelaire.blogspot.com/ Blog del autor
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